Como muchas de las noches que pasaba en su aldea, el jounin venenoso ahora se hallaba sentado sobre una de las altas terrazas pétreas de su localidad, su vista estaba fija en el cielo nocturno conforme sostenía entre sus manos un recipiente lleno de tocos, uno de los platos más tradicionales de esos lares que ahora le serviría de cena. Hacía unas horas que su entrenamiento diario había concluido, a veces tanto como ahora se preguntaba hasta donde podría...
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